📝Bailando frente al espejo se nos va la vida
Un relato en tercera persona acerca de cómo el autor vive idealizando hasta las cosas mas simples.
Qué preciso se volvió el pronóstico del tiempo, pensó. Ayer estaba lloviendo y hoy, a la hora indicada, cumplió el sol.
Se mira al espejo. Sonríe. Se toca la cara y vuelve a sonreír, pero ahora con todo su cuerpo. Agrega cuatro canciones a su playlist: Phycho Killer, de Talking Heads, Lady Blue de Bunbury, Vienna de Billy Joel y por último The Man Who Sold The World, de Nirvana. Se sorprende de su elección casi inconsciente. 5 años atrás jamás escucharía algo tan diverso como eso.
Sonríe. Y empieza a hacer unos movimientos magistrales frente al espejo que se quedaran solo en sus retinas, pero es suficiente para él.
No puede creer como cambió su vida en los últimos meses. Pero ¿Qué cambió?, se pregunta: —Nada cambió, pero yo cambié. Entonces todo cambió.
Un aroma único invade su nariz y sus recuerdos. Ese olor le recuerda a un tarde de visita a una tía abuela y a su hijo, regalándoles unos jabones de Heno de Pravia. Curiosamente, ahora se está duchando a unos metros de donde ocurrió ese recuerdo.
Se prepara. El baño está lleno de vapor y sigue sonando Phyco Killer. El baile aún sigue. No puede creer lo afortunado que es de estar viviendo esto, de poder darse el tiempo para valorarlo, piensa en cuanto creció en los últimos 5 años.
Agradece. Se agradece a sí mismo.
Sonríe, porque sabe que nada de esto va a importar. En algún punto la gente lo olvidará, como a todos y todas los que leen o escuchan este relato. Quizás no pronto, pero si eventualmente. Y está bien eso.
"Ya somos el olvido que seremos" Jorge Luis Borges
Si queremos ir aun mas lejos, pensemos qué en mil millones de años el sol va a empezar a morir y para cuando eso, es muy probable que la tierra ya no exista tal como la conocemos. Solo van a quedar recuerdos en el imaginario colectivo de los sobrevivientes, si es que los hubiesen
Disfruta mucho sentir el agua caliente por su cuerpo y por su cabeza, rapada en cero, pero por elección. Desde la pandemia del 2020, prefiere cortarlo él mismo y mantenerlo simple. Por muchos años dedico un tiempo absurdo esperando turno en barberías.
Se felicita a sí mismo por todo lo que ya logro hasta ahora. Sabe que quizás no sean grandes logros, pero son suyos. Conseguidos por él con la ayuda de todo un equipo, porque sabe que nadie se hace grande solo, todos vamos en hombros de gigantes, como dice Tim Ferris en su libro Tribe Of Mentors.
Deja de pensar por unos segundos. Vuelve al baño. Vuelve al presente. Ya no suena Phyco killer, tampoco Lady Blue, ni Vienna y mucho menos The Man Who Sold The World, ahora suena una de Bad Bunny.
—Mierda, pensó. Así no debería ser la secuencia.
La idea era despertar el cuerpo bailando , después seguir cantando con lady Blue, luego reflexionar sobre Vienna, y por último relajarse con The Man Who Sold The World.
De repente silencio. SILENCIO EN SU MENTE. Como un fractal, puede ver un patrón que se repite.
Por andar planeando e imaginando, teniendo expectativas de cómo tiene que ser el baño perfecto, no estuvo atento y se le escapó ese único y maravilloso momento que estaba viviendo. Porque estaba distraído en la mente, en el mundo de las ideas.
Quizás este relato en tercera persona también puede ser otra forma de evadir el presente. Los pendientes y mi realidad.
Quizás el hecho de que leas o escuches estas palabras, también puede ser una demostración de procrastinación, de evitar escucharte a vos mismo, a vos misma, de hacer eso que querés hacer, que querés decir.
Por eso, al carajo con todas las ideas. La vida es hoy.
Hacer las paces con nuestra condición de mortales, nos da perspectiva y una nueva valoración de nuestro tiempo de vida.


